Panamá, aunque es un país relativamente próspero donde personas adineradas de todo el mundo esconden su dinero, es extremadamente desigual. Muchos Pueblos Indígenas que habitan los bosques del país no se benefician de esta riqueza. Por eso, Bosques del Mundo trabaja para fortalecer los derechos de los Pueblos Indígenas y promover una distribución más justa de los recursos.
Cerca del Canal de Panamá, los rascacielos de la ciudad de Panamá se alzan hacia el cielo. Esta gran metrópoli alberga sedes regionales de importantes empresas internacionales, mientras su imponente silueta está dominada por hoteles y bancos donde se blanquea dinero proveniente de todo el mundo.
Pero no muy lejos de esta riqueza comienzan los territorios indígenas. Allí, los pueblos originarios de Panamá viven cerca de la naturaleza en sus bosques y montañas. Muchas de estas comunidades están en la línea de pobreza, con escaso acceso a educación y salud. Además, deben defender sus tierras frente a los intentos del gobierno por arrebatárselas.
Es una lucha que Bosques del Mundo apoya para que los pueblos indígenas puedan ganar y asegurar una vida digna en sus propios bosques. En la comunidad emberá de Emberá Purú, tuvimos la oportunidad de conversar con Heraclio López, coordinador local de Bosques del Mundo, sobre lo que se necesita para que los Pueblos Indígenas de Panamá logren esta meta.
Heraclio es parte de la comunidad Guna, que habita zonas costeras y logró en 1925 una revolución que les otorgó autonomía y una fuerte conciencia de identidad como pueblo. Con formación académica en filosofía y antropología, Heraclio identifica los principales retos que enfrentan los Pueblos Indígenas en Panamá:
“Es fundamental preservar nuestra cultura e identidad para no desaparecer como pueblo. Debemos mantener nuestro idioma y nuestras normas, que son el fundamento de quienes somos”.
Heraclio enfatiza la necesidad de un sistema educativo que refuerce la identidad indígena:
“La lucha es por un sistema educativo realmente intercultural y bilingüe. Lo que existe ahora es solo una fachada vacía. Necesitamos un sistema que integre nuestro idioma y nuestra cultura”.
Heraclio señala la responsabilidad del gobierno:
“El Estado debe comprender e implementar nuestro derecho a la autodeterminación, para que todos los Pueblos Indígenas tengan reconocida esta autonomía en sus territorios”.
Desde hace casi 20 años, Bosques del Mundo trabaja en Panamá. A través de imágenes satelitales, la organización ha demostrado que existe una clara relación entre los territorios indígenas reconocidos y la preservación del bosque. En los lugares donde los Pueblos Indígenas tienen derechos sobre la tierra, los bosques permanecen intactos en mayor medida, a diferencia de las áreas controladas por agricultores o ganaderos.
Por eso, los Pueblos Indígenas son clave para la conservación de los bosques en Panamá. Es un trabajo en el que se han logrado avances, en parte porque la lucha de los Pueblos Indígenas en Panamá tiene una larga trayectoria y ha conseguido más victorias que en muchos otros países de América Latina.
Heraclio explica:
“En Panamá, lo especial es que desde 1871 los Pueblos Indígenas han trabajado para recuperar sus derechos territoriales. Ha habido un esfuerzo muy fuerte por preservar la identidad y la cultura, y una resistencia notable contra la misión cristiana. Los Pueblos Indígenas entendieron cómo funcionaba el gobierno colonial, conocían el sistema contra el que luchaban. Y porque conocían las reglas internas de sus oponentes, pudieron utilizarlas a su favor”.
Esto convierte a los Pueblos Indígenas en actores clave para conservar los bosques de Panamá, una labor en la que ya se han logrado avances, como garantizar derechos sobre áreas forestales equivalentes al tamaño de la isla de Fionia.
Sin embargo, la redistribución de la riqueza en Panamá sigue siendo un desafío.
Heraclio explica:
“Los Pueblos Indígenas somos muy conscientes de la desigualdad, que es aún mayor para nosotros que para el resto de los ciudadanos. Por ejemplo, el agua que fluye desde esta región Emberá y que mantenemos limpia conservando los bosques genera ingresos al abastecer al Canal de Panamá. Pero ese dinero no beneficia a los Pueblos Indígenas. Se pierde debido a la corrupción del Estado”.
Aunque reconoce algunos avances en salud y educación, Heraclio considera que son mínimos e insuficientes.
Panamá es formalmente una democracia, pero Heraclio señala que es necesario repensar el concepto de democracia:
“Deberíamos analizar el concepto de democracia y reconocer las diferencias en nuestras culturas políticas. Panamá es un país compuesto por muchos pueblos muy diversos. Por lo tanto, necesitamos un concepto democrático con más dimensiones”.
Heraclio propone un modelo de democracia más pluralista:
“Podríamos imaginar una asamblea que incluya tanto a los Pueblos Indígenas como a miembros del gobierno, para diseñar juntos una estrategia de desarrollo”.